“Toda herida clama una reparación, y la obra de arte juega un papel crucial en este proceso de facilitar la catarsis”, explica el artista francoargelino Kader Attia (Dugny, 1970).
Para Kader Attia, Occidente ha tratado la reparación intentando borrar cualquier evidencia física, mientras que en otras culturas las señales dejadas por acontecimientos traumáticos se aceptan e incluso se les da un tratamiento plástico que las pone en valor. Attia desarrolla su obra a partir de las zonas de fricción entre culturas que han sufrido relaciones desiguales y que hacen patente esta disparidad a la hora de abordar el dolor del pasado. Para el artista, tapar las marcas de episodios trágicos de un pasado común no contribuye a curar las heridas más profundas.
El artista trabaja para “contribuir a reparar las lesiones sociales centenarias”. “Se podría pensar que cuando algo se rompe solo hay que volver a colocar las piezas. Pero reparar se puede entender como una forma de reapropiación cultural”.