ACERCA DE LA INCLUSIÓN DE LOS ANIMALES EN LAS ARTES PLÁSTICAS Y SU LEGITIMIDAD

Por Alejandra Latino y Sabrina Latino

En su libro Formas comunes (2014), Giorgi analiza materiales estéticos latinoamericanos, en especial de corte literario, que desde los 60 del siglo XX ponen en evidencia el cambio del lugar del animal, en una notable contigüidad con el hombre. Siguiendo estos posicionamientos se hace necesario tener en cuenta que, desde ese momento hasta hoy, se han ido consolidando numerosas organizaciones proteccionistas en casi todos los países del mundo, cuestión que ha repercutido notablemente en realizaciones de las artes plásticas.

Desde entonces dichas asociaciones han ejercido algún tipo de cohesión sobre la producción a tal punto de que muchos artistas abandonaran la temática y otros se retractaran. Cabe considerar que ya a principio del siglo XXI encontramos artistas que trabajan con la temática siendo miembros de movimientos animalistas. La participación en este tipo de colectivos que luchan contra la intolerancia hacia la vida de los animales no sólo genera un cambio relevante de valores y ética personal, sino que activamente se traduce en una nutrida práctica tendiente hacia un cambio de paradigma y posicionamiento como especie.

Dentro de las prácticas humanas, la producción artística posee la particularidad de erigirse como síntoma de una época lo que la dota de un carácter ideal para reflexionar acerca de estos planteos. Cabe preguntarse entonces de qué manera las producciones artísticas contemporáneas reflejan el tratamiento del tema animal y la relación entre ambas especies; y cuáles son las interpretaciones, los modos de ver estas obras desde la sensibilidad de los defensores de los derechos de los animales.

Se propone describir la relación de la sensibilidad animalista y proteccionista con una serie de casos que desde los 80’ del siglo XX aparecen en la escena artística con rasgos pertinentes al tema, que van del uso de animales vivos y de cadáveres hasta llegar a un tipo de utilización que los coloca en un lugar protagónico y por ende de valoración de la especie. Al mismo tiempo estas obras serán tratadas como fenómenos singulares mediante un estudio sincrónico para poder establecer diferencias y similitudes.

El corpus de realizaciones plásticas seleccionadas para llevar a cabo la presente propuesta está conformado por obras nacionales e internacionales. Se han extraído de documentos diversos como libros, catálogos, artículos periodísticos e incluso páginas web para aquellas que sólo alcanzaron difusión viral por este medio.

La utilización de animales muertos en las obras de arte se inscribe dentro de las estéticas de lo extremo en la variante maximalista, casos en que la muerte es mostrada de la manera más cruda y tiende a provocar un shock en el espectador.

El artista inglés Damien Hirst, también empresario y coleccionista de arte, que en los 90 dominó la escena del arte, obtuvo popularidad por utilizar diferentes animales sumergidos en cubetas que contenían formaldehido. En la Bienal de Venecia de 1993, presentó Mother and child divided, obra constituida por una vaca y un ternero cortados en secciones y expuestos en una serie de vitrinas y en 1995 expuso Two fucking and two watching, una vaca pudriéndose y un toro. Hoy es el artista más rico del mundo y funciona como una marca en el mercado del arte, para muchos su verdadero artificio es lograr convencer para que compren sus obras y que a su vez le pidan más. Ha recibido numerosas críticas negativas por la contaminación que emanaba de muchos de sus trabajos y fundamentalmente por el uso de animales bovinos, los que en cualquiera de las modalidades de su explotación son separados desde muy pequeños de sus madres para ir al matadero, solo viven aquellos que se destinan a sementales.

Mother and Child Divided exhibition copy 2007 (original 1993) Damien Hirst born 1965 Presented by the artist 2007 http://www.tate.org.uk/art/work/T12751

      La argentina Nicola Costantino realizó moldes a partir de animales nonatos para materializar sus esculturas. Los cuerpos que utilizó fueron extraídos del vientre materno, los que, al parecer, como no han nacido tampoco se puede decir que han muerto, pero alguna vez estuvieron vivos, latiendo, alimentándose, es por esto que las organizaciones proteccionistas condenaron éticamente estas prácticas.

      Desde 1994 tomó lecciones de taxidermia dado su interés en el tema. Según ella misma el mercado desnaturaliza la forma animal para liberarnos de la culpa, intenta presentar un conflicto social trabajando en la frontera entre la vida y la muerte.

Nicola Costantino

     La artista mexicana Teresa Margolles trabaja con materiales forenses, cadáveres que nadie reclama debido a la burocracia estatal o por falta de recursos económicos. Cuerpos anónimos, en su mayoría víctimas de la violencia social, “son los cuerpos que no reciben…, la protección básica del rito funerario, que es uno de los requisitos por los cuales marcamos una vida como vida humana”. (Giorgi). A partir de los restos corporales reflexiona sobre distribución biopolítica entre vidas protegidas y vidas abandonadas. Su trabajo da testimonio de la violencia y el anonimato padecido por las víctimas.

El trabajo con cadáveres de la morgue presenta la posibilidad de pensar en términos de la vida del cuerpo”, como si se pudiera plantear la biografía de un cuerpo. Así, las experiencias post mórtem estarían en directa relación con la existencia y el cadáver ofrecería una nueva fase, el contexto social, político y económico premórtem. (Oliveras. 2013. p. 142).

En sus inicios, en la década de los ´90 Margolles formó parte del colectivo de artistas SEMEFO (Servicio Médico Forense) una de las primeras producciones del grupo fue Carrusel lavatio corporis en 1994 constituida por potros embalsamados, cadáveres que se venden el mercado clandestino. La operación de estetizar estos cuerpos sufrientes sustituyendo las representaciones en madera, nos habla del mundo de la niñez, niños ausentes, excluidos. Los largos clavos colocados hacia arriba en la tarima del carrusel debajo de las patas de los caballos resultan elementos que remiten inmediatamente a la explotación equina: llevar cargas que superan el doble de su peso, largos períodos de pie, caminatas sin descanso bajo el sol a temperaturas elevadas, sin agua ni comida, agotamiento físico y deshidratación. 

Es importante marcar que actualmente en México las asociaciones proteccionistas no solo luchan contra la burocracia para actuar en materia de leyes de protección, sino que además se proclaman contra la exclusión humana. Actualmente en nuestro país existe gran adhesión a un movimiento nacional que promueve la prohibición nacional de la tracción a sangre, y muchos municipios han comenzado ya a dictar ordenanzas de prohibición o reemplazo de la actividad. No obstante, es importante poner de resalto que el sufrimiento de tan noble animal no sólo es producto de la tracción a sangre como actividad de recolección de residuos, sino que también es esclavizado y torturado en el trabajo que realiza en los pisaderos de ladrillos o mediante otras prácticas aberrantes como son las cinchadas (competencia ilegal en la que dos carros atados entre sí, en el extremo de cada uno de ellos, un caballo que tirará en el sentido contrario al otro. Es una competencia, donde hay apuestas clandestinas y gritos de aliento, los equinos reciben drogas y son picaneados para que apliquen más fuerza en el tironeo y gana el caballo que consigue arrastrar al otro).

Desde 2004 Katinka Simone cuyo nombre artístico es Tinkerbell, fabrica juguetes con animales reales, pollitos a cuerda, perros con ruedas y hámsteres de peluche. Realizó una cartera con su propia gata, la mató, la desolló y luego con su máquina de coser armó dicho accesorio, procedimiento que publicó mediante un video en una página web. Explicó que como su gata se deprimía cuando quedaba sola esa era la manera en que podía llevarla con ella a todas partes.

Con su trabajo dice querer poner de relieve la doble moral de su sociedad hacia los animales, que por un lado es fuertemente activa en materia de proteccionismo, pero por otro no reconocen a los animales que se usan en la bioindustria. Save the males es una de sus performances que trata de concientizar acerca de los horrores que acontecen en las granjas avícolas, en una galería amenazó con arrojar a 66 pollitos a una trituradora de papel si el público no los compraba. Aunque fue arrestada no fue a juicio por intentar hacer lo que se hace cotidianamente en su país a gran escala. En las granjas mencionadas se separan las hembras, los machos son desestimados y colocados en una aplanadora.

Un dato importante para reflexionar acerca de las intenciones de Tinkerbell es que se inspiró en Amy Taxiderm, así se hacía llamar una cazadora profesional de EEUU que en 2003 vendió una cabeza de ardilla que se subastaba en 20000 dólares, embalsamaba animales que recogía a la vera de la ruta, pero más tarde adquirió un rifle para matarlos. La admiración de la artista holandesa por la cazadora, como también las clases que recibió de un carnicero antes de aniquilar a su gata elementos más que inquietantes. Pinkerbell reacciona ante un mundo en proceso de transformación, ataca la contradicción protección/abandono cuando al parecer ella no posee ninguna contradicción, conoce los usos y abusos, pero cuando mata demuestra que los postulados de su accionar son muy distintos a los que declara: los animales no le interesan, son la materia prima de su provocación, un espectáculo montado en torno a sí misma, la que no puede ocultar el gusto por matar.

Muchos artistas han utilizado animales vivos en sus producciones, para los proteccionistas un proceder que inexorablemente implica maltrato provocado por el encierro y la tortura.

El artista de vanguardia argentino León Ferrari presentó durante los ochenta animales vivos en dos de sus instalaciones, Jaula con aves y la Justicia. En la primera, pájaros enjaulados defecaban sobre una reproducción de El juicio final de Michelangel Buonarroti, la obra era una crítica al relato cristiano que difundió el sufrimiento que deviene del castigo divino. En la segunda una gallina enjaulada defecaba sobre una balanza, la obra se alzaba contra las leyes de punto final y la consecuente prescripción de causas contra militares y de Obediencia Debida.

  Según los especialistas, las aves pequeñas, pueden resultar muertas por el estrés que les ocasiona el doble encierro, jaula y sala de exposición, y por la cantidad de público que acude a las muestras. Por lo cual se presume que al igual que en el truco de magia, el pájaro que aparece es el doble del primero, de aquel que vio el auditorio y quedó aplastado en el fondo de la galera.  

     Durante una muestra colectiva realizada en el Museo Sivori 1991 Ferrari presentó La Justicia, la SOCIEDAD ARGENTINA PROTECTORA DE ANIMALES envió al director de la Institución, en ese momento Hugo Monzón, una carta pidiendo quitar la obra por la presencia de una gallina.

     Ferrari respondió a esa carta, haciendo una comparación entre el maltrato que reciben las aves en criaderos y el trato en una jaula mayor como la utilizada en la muestra. Se indignó ante un grupo social que pugnaba por la libertad de la gallina y que no comprendía la lucha de aquellos que lo hacían contra los torturadores e indultados, contra los corruptos que robaban y a quienes no les interesaba la pobreza, tomando como ejemplo, en este sentido, a los niños que transitaban entre los vehículos en Recoleta para ganarse la vida pidiendo. Por cierto, en tal caso él tampoco hizo nada en relación a la pobreza, no fueron temas de su interés los sectores vulnerables de la sociedad.

     El artista posee un texto titulado Prosa Política, en el cual aparecen todas las cartas que publicó en diferentes diarios y revistas. Curiosamente abre la presentación con la transcripción de un fragmento de Mi lucha de Adolfo Hitler: “El futuro de un movimiento depende del fanatismo, si se quiere, de la intolerancia con que sus adeptos sostengan su causa como la única justa (…) La grandeza del cristianismo no se debió a componendas con corrientes filosóficas de la antigüedad, sino al inquebrantable fanatismo con que proclamó y sostuvo su propia doctrina”. Cita a un fanático contra otro fanatismo, y hasta parece identificarse con este, Ferrari siempre persiguió la espectacularidad. Si bien los pilares de su obra se basan en una dura crítica a los abusos de poder y la intolerancia en la sociedad es inaudito cómo este importante artista termina cometiendo él mismo un abuso al poner a su disposición y antojo a un animal, sólo que en este caso él se comporta como juez y verdugo por el simple (a su modo de ver obviamente…) hecho de que en la sociedad existen abusos e intolerancia contra todos los animales que son criados para consumo. Estos son los ejemplos que muestran a las claras de que la intolerancia es un comportamiento aprendido, producto de la socialización del individuo, y por tanto como en este caso absolutamente evitable.

     Según Ferrari “La obra de arte no será ni la belleza ni la novedad, el arte será la eficacia y la perturbación. La obra de arte lograda será aquella que dentro del medio donde se mueve el artista tenga un impacto equivalente, en cierto modo, a la de un atentado terrorista en un país que se libera”. En la retrospectiva de su muestra en el Centro Cultural Recoleta en 2004 hubo instancias de denuncias realizadas por dirigentes de la iglesia católica, cabe recordar que para ese entonces era reconocido como un artista del establishment, ponderado por el poder político por su libertad de expresión y tolerancia al pensamiento del otro. Esta situación reflejó una lucha de poder entre el gobierno y la iglesia que llamativamente encabezó el padre Jorge Bergoglio, quien luego se convirtiera en papa. Como tanta otras veces, el arte de vanguardia, provocando y denunciando, fue absorbido y legitimado por los oficialismos, quizás el éxito de figuras tan reconocidas esté atado a la construcción de una ilusión perfecta, aspecto que solo es atendible si no se cree en lo que se predica.

Volviendo a la cuestión animal, no se puede negar que en un principio Ferrari, un artista que se proclamó contra el cristianismo y contra la discriminación, inquirió en la subestimación de las especies no humanas, cayendo en lo que el mismo condenó. Pero años más tarde, cambió su discurso. Habló del encuentro de un material estético y barato, la caca, porque solo tenía que gastar en alpiste; también hizo referencia a la acción de los pájaros diciendo que ellos daban su opinión, si bien desconocemos si los pájaros pueden opinar, o tener preferencia, esta apreciación hacen posible la apertura del debate. La primera obra a la que se hizo referencia, fue adquirida por el Museo MACRO que realizó un protocolo para el cuidado de las aves, -solo utilizar pájaros domésticos, nacidos en cautiverio como palomas, canarios y loritos-. La máquina para enjuiciar clásicos, se convirtió en una máquina para producir dividendos: las láminas con excremento, luego de secarse, se barnizaban y enmarcaban para luego ser vendidas en mil euros cada una.

     El artista belga Win Delvoye desde 1997 practica el tatuaje sobre cerdos vivos basados en prototipos típicos de diseños de marinos, de soldados o presos de la década de los ´50; también usa logotipos de Louis Vuitton y princesas de Disney. Luego los expone en un corral.

En 2004 compró una granja en Pekín dado que fue expulsado de las ferias de arte por la gran cantidad de protestas en su contra. Se mudó a China porque las leyes proteccionistas son más benévolas que en Estados Unidos, país donde residía.

         Su obra gira en torno a lo atractivo y la repulsión.  Por un lado, hay que tener en cuenta que desde los 90 el tatuaje dejó de una práctica exclusiva de grupos o subculturas, las generaciones actuales ya no tienen una visión negativa, es una moda, ha obtenidos legalidad luego de un extenso recorrido aparece en los medios de comunicación, en el arte en diseño de moda, etc. Por otro los cerdos se asocian en nuestra cultura con la suciedad, la gula y la codicia. 

     Para obtener esta interesante combinación poética Delvoye posee un equipo de tatuadores profesionales que anestesian una y otra vez a los cerdos porque el proceso puede durar meses, el animal es drogado para resistir el dolor. El tatuaje en un animal es sinónimo de propiedad, un abuso innecesario que persigue fines comerciales, los cerdos son vendidos en 76000 euros para satisfacer los exóticos gustos de los compradores. De manera más que patente la cosificación de los animales no humanos y el abuso que cometemos contra ellos haciéndolos esclavos a nuestra exclusiva voluntad y disposición es comparable con la opresión de algunos grupos de poder sobre otros contra lo que tanto en nuestra sociedad actual venimos batallando. Sin dudas en este sentido debemos tener latente en nuestra mente y corazón las palabras de Alice Walker (escritora afroamericana, feminista y activista que recibió el Pulitzer en 1983) que compara el racismo con el especismo y el sexismo, y expresa tan acertadamente que “Los animales existen en este mundo por sus propias razones. No fueron hechos para el ser humano, del mismo modo que los negros no fueron hechos para los blancos, ni la mujer para el hombre.”

El costarricense Guillermo Vargas Giménez conocido como Habacuc, en 2007 encerró en una galería de Managua a un perro que vivía en la calle, lo expuso atado, sin agua y colocó galletas sobre la pared lejos del alcance del raquítico animal que posteriormente falleció. La performance se tituló Exposición Nº1 y según el artista su intención fue crear conciencia social en los espectadores quienes no intervinieron para liberarlo; con este espectáculo intentaba emular la muerte de un adicto indigente que unos años antes en la ciudad de Cartago, había sido comido por dos perros mientras la prensa lo filmaba, un hecho lamentable que el artista tergiversa para dar solidez a su propuesta.

Numerosas fueron las voces que se alzaron ante semejante procedimiento de transposición, su obra circuló por las redes provocando una enorme indignación, obteniendo a su vez la popularidad esperada. Habacuc, otro artista que pretendió generar sentimientos de solidaridad torturando y matando.

     En estos últimos años, la imagen Animal ha tomado particular importancia en la escena del arte contemporáneo. Lo que siempre apareció secundario, como un adorno en la vida del hombre, o muchas veces dando su forma al artista, para que éste produjera una metáfora en la que él no era sujeto de enunciación, hoy se presenta en un lugar protagónico.  

     Durante el mes de julio de 2015, en el Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, el artista plástico Federico Bacher en el marco de su muestra titulada “Un planteo en defensa de las especies animales”, expone la obra Autoextinción, constituida por la escultura de un enorme rinoceronte negro de 5 metros de largo por 1,70 metros de altura. Difunde de esta manera a una subespecie de rinoceronte africano que debido a la caza furtiva en 2011 fue declara extinta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El título revela que cualquier intento de borrar a estos animales generaría una fisura en la propia animalidad humana.

Otro caso es el de Kendra Haste, artista británica, miembro de la Sociedad de Vida Silvestre que manufactura animales de tamaño natural con capas de alambre galvanizado. Volúmenes tridimensionales estáticos, representaciones de animales que parecen haber quedado registrados en un instante de alguno de sus movimientos, como en un presente continuo. Declara, “lo que más me interesa en estudiar los animales es identificar su espíritu y el carácter de criaturas individuales”, sus intenciones radican en comunicar la esencia emocional sin sentimentalismos”. (Haste, 2010).

Basksy, el prolífico artista británico especialista en Arte Urbano, durante su residencia en New York durante el 2013, entre sus muchas intervenciones realizó una performance que tituló la sirena de los corderos, consistió en un camión de reparto de los que van al matadero repleto de animales de peluche y parlantes que reproducían los gritos de esas criaturas mientras el vehículo circulaba por la ciudad.

     Si bien la temática que aborda en esta oportunidad no es central en la generalidad de su obra se puede decir que forma parte del repertorio de los mensajes políticos y de crítica social que la caracterizan.

CONCLUSIONES

Desde las reflexiones efectuadas anteriormente, entorno a la producción de diversos artistas, es admisible decir que la forma de inclusión del animal en el Arte ha ido cambiando debido a una serie de transformaciones tangibles en la vida, tanto en la del hombre como en la del animal. Entre las más elocuentes, la migración de muchísima gente de campo a las grandes ciudades; el paso del animal doméstico a mascota, que dejó de ser una cosa útil para ser un integrante de la familia; la producción industrial de alimentos y el uso de animales como materia prima. También surgieron alrededor de esto, disciplinas como la etología y el Derecho Animal, este último hoy de carácter obligatorio en la curricula de la carrera de Abogacía de muchas universidades.

Para el historiador español Rafael Doctor Roncero “toda obra de arte representación y no puede basarse ni aprovecharse del sufrimiento, dolor o muerte de otro ser sintiente ya sea este un animal humano o no humano” (Roncero, 2015). Cuando habla de ARCO, feria internacional de arte de Madrid, describe una sensibilidad impasible ante el drama animal: obras sueltas en los estands de temática ecologista, personas que se pasean con tapados de piel y pulóveres de angora; mientras en los bares y restaurantes no se ofrece menú vegetariano alguno.

La escena del arte contemporáneo refleja por un lado el poder del mercado, todo es válido si es redituable, aspecto que no solo direcciona la producción desde su inicio, sino que además le abre el camino hacia los centros legitimados del arte; por otro lado, un marcado interés por la transformación social, dado que son muchos los artistas para los cuales la lucha animalista forma parte de su vida y es el motivo central de su quehacer.

En un recorrido singular desde las bellas artes analizamos que los animales aparecen como “objeto” de atención para la cultura y el arte, pero a su vez como “seres que al menos sufren” y tienen características biológicas similares a los humanos para un conjunto de bienestaristas, como “ser sintiente” digno de protección contra la explotación por parte de activistas y proteccionistas, y finalmente como “sujetos de Derechos” para un ordenamiento jurídico que permite legitimar o no las conductas violentas de los hombres hacia los animales no humanos.

Procurar derechos para el desprotegido, el vulnerable, el que no tiene voz, es una tarea que llevan a cabo quienes comparten el sentido de opresión, no es casual que las filas de las organizaciones proteccionistas de animales el 70% de sus miembros sean mujeres. El carnismo es una idea dominante impuesta a nivel global y se vincula directamente con la ideología machista.

Resulta de especial relevancia reflexionar acerca de que el cambio de paradigma no especista propone sobre todo como eje repensar el problema de la animalidad sin dejar de considerar todas las visiones dentro de la sociedad, con un análisis de encuentros y tensiones entre la perspectiva artística y la sensibilidad animalista de modo crítico, sin poder dejar de cuestionar o considerar si dichas perspectivas son legitimadas o sancionadas desde el Derecho vigente. Los principales enunciados observacionales implican reestructuraciones que obligan a un replanteo tanto desde la cultura, la política como también el derecho.

Creemos finalmente que nos encontramos tal vez ante la oportunidad de un cambio histórico de cambiar este paradigma, que nos lleve al menos reflexionar que debemos superar la visión que sólo entiende como posible y sobre todo rentable la “cosificación de los animales no humanos”, porque cosificar es tratar de como un objeto a alguien que no es dueño de una vida propia, es no querer ver que los animales no humanos tienen intereses propios, que son capaces de sufrir, de gozar,  y que no son fines en sí mismos, simples medios para alcanzar objetivos que el grupo “dominante” persigue. Ningún animal debería ser usado como posesión o propiedad, y por tanto no debe ser torturado, muerto, trasladado, confinado, entrenado o forzado a realizar cualquier actividad que vaya en contra de su voluntad, intereses, y derechos básicos.

ALEJANDRA LATINO

Profesora y Licenciada en Bellas Artes. Artista plástica y Profesora titular de las cátedras Pintura I y Pintura III de la Escuela de Bellas de la Universidad Nacional de Rosario. Directora de Tesis de Licenciatura e integrante de Proyectos de Investigación y Desarrollo con acreditación ministerial. Alumna avanzada de la Maestría en Estudios Culturales dependiente del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario.

SABRINA LATINO

Abogada y Profesora Superior en Abogacía. Animalista, delegada por la ciudad de Rosario de la Asociación Funcionarios y Abogados para la defensa de los animales (AFADA), primera presidenta del Instituto de Derechos del Animal del Colegio de Abogados de Rosario, se desempeñó cuatro años en la Oficina de Maltrato Animal del Ministerio Público de la Acusación de la 2da Circunscripción de Rosario y actualmente es la responsable de la Oficina Municipal de Protección Animal de la ciudad de Rosario.