Desafíos ineludibles para reconocer, exigir y hacer cumplir el derecho a un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible.
Por Marcela Ruiz, Presidenta de la FAM
Si miramos sólo las cifras de muertes y enfermedades en todo el planeta por la destrucción de nuestros ecosistemas, la contaminación sostenida y agravada, el desprecio a la vida por el mero negocio en una carrera enceguecida para sostener países potencias mundiales y otros países empobrecidos, saqueados y destruidos, podríamos paralizarnos sin encontrar un rumbo por donde iniciar el combate a esta realidad acuciante actual.
Algunos datos…
La Organización Mundial de la Salud estima que el 23% de todas las muertes están vinculadas a “riesgos ambientales” como la contaminación del aire, del agua y la exposición a sustancias químicas.
La destrucción de espacios silvestres para ampliar nuestros hogares, para cultivo o industrias facilita la aparición de enfermedades zoonóticas. Según la plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES), “se estima que hay hasta 1,7 millones de virus no identificados y susceptibles de infectar a las personas en los mamíferos y las aves acuáticas. Cualquiera de estos podría ser la próxima ‘Enfermedad X’, potencialmente más perjudicial y más letal que la COVID-19”.
La contaminación del aire reduce la calidad de la salud y la esperanza de vida. Cada año, la misma OMS advierte que alrededor de 7 millones de personas mueren a causa de enfermedades e infecciones relacionadas con la contaminación del aire, más de cinco veces el número de personas que mueren en accidentes de tránsito.
El agua contaminada por desechos, las aguas residuales no tratadas, el escurrimiento de las tierras agrícolas y las descargas industriales ponen a 1.800 millones de personas en riesgo de contraer cólera, disentería, fiebre tifoidea y poliomielitis. Además, cada año, 25 millones de personas sufren intoxicación aguda por plaguicidas.
Asimismo, el cambio climático presenta riesgos adicionales: la última década fue la más calurosa en la historia de la humanidad, proliferan incendios forestales, inundaciones y huracanes, convirtiéndose en eventos regulares que amenazan la vida.
El cambio climático también afecta la supervivencia de los microbios, facilitando la propagación de los virus. Según un artículo publicado por la IPBES, “es probable que las pandemias ocurran con más frecuencia, se propaguen más rápidamente, tengan un mayor impacto económico y maten a más personas”.
Debemos tomar ya medidas contundentes de cara a los desafíos ambientales que se nos presentan. Por eso la entidad que presido decidió no esperar más.
Creemos que debemos dar respuestas a nuestras sociedades y para ello debemos capacitarnos y conformar equipo con los expertos en medio ambiente.
Creamos una Comisión de Medio Ambiente en FAM, nos reunimos con expertos de otras disciplinas para que, en el ámbito de estos espacios, con miradas diversas, cooperemos, nos ayudemos, y me atrevo a aseverar, nos animemos con coraje y apoyo mutuo a tomar carta en las problemáticas medio ambientales.
En las páginas de este Diálogo conocerán las miradas de algunas de las personas que se sumaron al convite y desafío de nuestra Federación. Estamos dando el primer y gran paso, las y los invitamos a sumarse.