Un modelo sindical para el futuro

Por José Gonzalez, Subsecretario General de la Federación Argentina de Empleados de Comercios y Servicios / FAECYS.

Por José Gonzalez, Subsecretario General de la Federación Argentina de Empleados de Comercios y Servicios / FAECYS.

El día 20 de setiembre se cumplieron 50 años de la promulgación de la Ley N° 20.744 de Contrato de Trabajo, la cual reconocía una concepción humanista del trabajo como actividad creativa y productora de intrínseca nobleza y dignidad, tal como lo afirma su autor, Norberto Centeno, en su fundamentación: “El trabajo como valor esencial y original de las cosas y una sociedad fundada en él, es la idea que se transmite a todo el dispositivo, pero además el trabajo, cómo hacer, se confunde con el trabajador y es por ello el destino de perfección”.

Asimismo, Centeno escribe en la introducción a la Ley de Contrato de Trabajo: “La idea de justicia social es la que domina toda su estructura… El derecho del trabajo es derecho en permanente movilidad… no es un producto de gabinete ni el resultado de una combinación, más o menos feliz, de fórmulas abstractas. Los datos vienen tomados de la realidad concreta adoptados en función de ideales sociales de justicia; de allí el estricto criterio de factibilidad que la informa, al combinar lo ideal con lo posible, si, como estamos dispuestos a afirmar el derecho del trabajo, con cuanta mayor razón, es derecho de la realidad… No es derecho transitorio… Es en cambio derecho en evolución…”.

Además, Centeno tenía bien en claro que “la atención, conservación y promoción en su propia y esencial dignidad de trabajo-trabajador, vale decir, del primero como expresión del esfuerzo humano y del segundo como valoración integral y como destino, requieren su protección de la ley de modo de corregir los defectos de aquellas estructuras y formas organizativas de producción y de las consecuencias que de ellas se derivan”.

Hoy, revalorizar la figura de Norberto Centeno, su larga trayectoria como abogado laboralista, su legado imborrable y su vida dedicada a la lucha por los derechos de trabajadoras y trabajadores, es absolutamente imprescindible. Centeno falleció víctima de la represión militar el día 7 de julio de 1977, conocido como “la Noche de las corbatas”, fatídica jornada en la que fueron secuestrados, casi simultáneamente, varios abogados de la ciudad de Mar del Plata, además de Centeno debemos mencionar a José María Vard, Carlos Bozzi, Camilio Ricci, Raúl Hugo Alei, Salvador Arestin, Tomás Fresneda y María Argañaraz de Fresneda.

Intervenidos los sindicatos, desaparecidos, asesinados, presos y exiliados, el grueso de la dirigencia política sindical de nuestro país, dejó allanado el terreno para avanzar en la reestructuración del capitalismo en la Argentina que encontraba como barrera para el incremento de su tasa de ganancia la sólida organización sindical y una frondosa legislación laboral fruto de sus luchas, que era de avanzada en toda América Latina.

Fueron empresarios y militares, quienes con asesoramiento jurídico decidieron cambiar el texto original de la Ley de Contrato de Trabajo. Ello se pone en evidencia si se tiene en cuenta que el Golpe se efectivizó en Marzo de 1976, modificándose el 29 de abril de ese mismo año 125 artículos de dicha ley.

Más allá del largo derrotero que sufrió la LCT en estos 50 años, con retrocesos, avances, modificaciones que imprimieron los sucesivos gobiernos democráticos, su espíritu protectorio de los derechos de trabajadoras y trabajadores sigue intacto y la existencia de nuestras organizaciones sindicales son garantía de su permanencia.

Retomo a Centeno y su idea del derecho del trabajo como un derecho de la realidad para detenerme en las organizaciones sindicales. Los profundos cambios en la matriz del mundo de trabajo han puesto a prueba las estrategias de adaptación de los sindicatos, entre otros actores sociales, para lograr la sustentabilidad de un sistema global de protección y competitividad sociolaboral  

La organización sindical enfrenta múltiples desafíos por las nuevas formas de organización y producción de trabajo, las innovaciones tecnológicas, la volatilidad del mercado laboral, la globalización de las relaciones laborales, los fenómenos demográficos y climáticos, todo ello sumado a persistentes desajustes políticos, económicos y sociales.

Es por ello, que la capacidad de trabajadores y trabajadoras para defender sus derechos y sus condiciones de trabajo depende de su capacidad para actuar colectivamente, a nivel nacional, regional y mundial, entendiendo las nuevas realidades que suceden en el mundo.

En este marco la promoción del diálogo social resulta primordial para que los cambios laborales se proyecten como modificaciones sostenibles y equilibradas para todos los actores sociolaborales. Así, si bien el marco legislativo, el respeto de los derechos fundamentales y el contexto socioeconómico son factores clave que orientan el potencial de los mecanismos del diálogo social, debe otorgarse particular atención a la capacidad de adaptación a los retos del mercado de trabajo – y, más en general, de la sociedad – de hoy en día y del futuro.

Con respecto al mundo del comercio y de los servicios en especial, el impacto de los cambios producidos por el uso de las redes, internet y las distintas aplicaciones disponibles, la inteligencia artificial, el comercio electrónico, y la neo logística, ha producido una traumática y silenciosa revolución en la transacción de bienes y servicios que interpela a la organización sindical a incorporar nuevas miradas que contemplen las aceleradas modificaciones que enfrentamos.

Así, la fortaleza del movimiento de trabajadores mercantiles nace de sus más de 300 sindicatos de base, que actúan en todo el país en localidades grandes, medianas y chicas, en las que el contacto directo con los empleados y empleadas de comercio posibilita una importante participación directa de los mismos en el planteo, desarrollo y resolución en la defensa de los intereses laborales y de vida para los trabajadores y su familia.

Se destaca en nuestras organizaciones sindicales la administración eficiente, eficaz y transparente que puede verse plasmada en sus grandes obras destinadas a servicios de salud, recreación, educación y también a concretar el sueño de la casa propia a través de los planes de viviendas desarrollados por los sindicatos de comercio y servicios en toda la Argentina. Al retiro de los estados nacionales, provinciales y municipales, nuestra gestión responde con más servicios y beneficios: atención primaria y de alta complejidad de la salud, oferta educativa de grado y posgrado, tecnicaturas, idiomas, tecnologías, subsidios para acompañar cada etapa de la vida (casamientos, lunas de miel, vacaciones, nacimientos, escolaridad, adultos mayores, servicios fúnebres).

Todo ello se potencia con la adhesión voluntaria de las organizaciones sindicales a la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios / FAECYS, que asume la representación unívoca del sector dotando de fortaleza y legitimidad al conjunto de trabajadoras y trabajadores de comercio y servicios en la defensa de sus derechos e intereses, que hace del diálogo social constructivo su estrategia medular.

La unidad en la FAECyS potencia cada acción sindical local y al mismo tiempo ofrece a cada sindicato que la integra formación y capacitación constantes, asesoramiento técnico en una amplia temática (legal, género y diversidades, administración, organización, tecnologías, recursos humanos, entre otros). Asimismo, brinda servicios de turismo y deporte, esenciales a la hora de pensar en el bienestar integral de trabajadoras, trabajadores y sus familias.

Párrafo aparte merece nuestra obra social sindical OSECAC, que brinda cobertura en salud a más de 1,5 millones de trabajadoras, trabajadores y acompaña a las hijas e hijos de nuestros afiliados desde el seno materno hasta su mayoría de edad, con la satisfacción que nos brinda poder ser parte esencial en la protección de la salud de nuestras familias. No podemos soslayar que el aporte que realizan los trabajadores a las obras sociales sindicales es diez veces inferior al costo de una prepaga o más. Sin embargo, las contraprestaciones son equivalentes. Por ende, no dudamos en sostener que las obras sociales sindicales están basadas en la solidaridad, y sin su existencia colapsaría el sistema de salud argentino.

Considero que en las estrategias de adaptación para el futuro, las organizaciones sindicales deben profundizar el diálogo social con el Estado y todos los actores sociales del mundo del trabajo; promover una mayor participación de sus representados en el seno de la entidad gremial, en especial de mujeres y jóvenes, y de nuevos sectores no incluidos actualmente en los sindicatos; fortalecer la democracia, transparencia y legitimidad en su representación y accionar colectivo; reconocer e incorporar en cada sector las nuevas modalidades de organización y producción del trabajo en consonancia con la realidad socioeconómica y de mercado laboral con especial consideración a las nuevas tecnologías; proyectar una política gremial hacia organizaciones regionales, nacionales e internacionales y la interacción con los demás sindicatos; mejorar los servicios y prestaciones laborales, sociales y de salud, de formación y capacitación, asesoramiento, etc.; todo ello orientado a una adecuada y eficaz protección sociolaboral mediante una transición justa y armónica, lo cual sin duda alguna va a configurar un modelo sindical que asuma y concrete los desafíos que hoy exigen los cambios sociales, económicos, culturales irreversibles no solo en nuestro país sino en el mundo.

Como nos planteamos en el pacto global de la ONU para nuestra agenda 2030 el objetivo es lograr un mundo más inclusivo y próspero para todas las personas y el planeta: “Que nadie se quede atrás”.