Mantuvimos una charla con María Lorena González Castro Feijóo, Defensora y primera mujer que llega a la presidencia de la Asociación Civil de Magistrados/as y Funcionarios/as del Ministerio Público de la Defensa de la República Argentina (A.De.P.R.A.). Sus preocupaciones máximas son la equidad, los abusos del sistema de justicia, la importancia de la Ley Micaela, fallas en el trabajo interestatal e interjurisdiccional, perspectiva de género y respeto a los derechos humanos de todas las partes, denuncias falsas, acceso a justicia, revalorización de los plenos derechos, trabajo con las víctimas y evitar la revictimización, entre otros conceptos. ¿Quién cuida al que defiende?, se pregunta Lorena, y coloca el acento en la falta de coordinación y de sororidad entre la sociedad y los propios operadores de los sistemas de justicia.
En este Día Internacional de la Mujer me parece valioso preguntarnos por qué es importante que las mujeres ocupen lugares de mayor preponderancia en la toma de decisión o en lugares de poder de cualquier ámbito. No creo que tenga que ver con una cuestión numérica, abstracta, sino que creo que el enfoque tiene que ver con lo cualitativo. La mirada de las mujeres, su aporte valioso, es diferente al de los hombres y por eso es enriquecedor. Antes se tomaba como algo negativo poner en juego la emoción, ni hablar con que los hombres prácticamente lo tenían como prohibido, hoy esa emotividad juega un papel valioso.
La cuestión de la igualdad me molesta, hablemos de la equidad, que es la igualdad llevada a la práctica. Por ejemplo, pensemos en la situación de las mujeres cuando tienen un hijo, la revolución hormonal, el hecho de parir, el dar de mamar, el reacomodamiento físico en los primeros meses luego del parto, entre otras cuestiones específicas, entonces, es justo que la licencia sea temporalmente igual entre hombres y mujeres. Me parece que es distinto, y tiene que ser abordado equitativamente diferente.
Pensemos en el techo de cristal en los sistemas judiciales. Es injusto porque es inequitativo que pidas certificados de cursos o si tuviste tiempo para escribir o dar clases, si no contemplas que las mujeres que eligen ser madres no dispusieron del mismo tiempo que los varones para hacer esas actividades extras al trabajo cotidiano y al hogar. Y esto es así, es parte de nuestra vida diaria, de nuestra realidad. Lo he discutido en la Legislatura y en el Consejo de la Magistratura, hay cosas que deben cambiar para que realmente haya equidad en los puntos de partida y en las posibilidades para acceder a puestos o cargos decisorios. Tomemos los exámenes, hagamos el concurso pero esos extras no son útiles para el cargo y nos ponen en desventaja. Si bien hay un cambio cultural grande, no hay un cambio completo, y las mujeres seguimos cumpliendo las múltiples tareas del hogar, de cuidado y, a su vez, intentamos desarrollarnos profesionalmente. Cuando miro a mis hijos, tengo la certeza de que se van a manejar de una manera distinta y eso es auspicioso, pero aún falta mucho. Si vos le preguntás a una mujer cuándo tuviste hijos o cuándo empezaste a pensar o querer tener hijos, aunque luego no los hayas tenido, pero pensaste en que querías tener, vas a ver que en su currículum por varios años, hay un bache. Así que les propongo, en este 8M hablar de estas cuestiones. Somos mujeres reales, con problemas concretas, que hay que modificar. Somos mujeres orquestas, pero todo tiene un límite.
Quiero llamar la atención hoy en los derechos de los hombres. Sé que más de una se tomará la cabeza que en este día de la mujer marque dos cuestiones que me preocupan, pero lo hago porque me parece que hace a sociedades más juntas. Por un lado, en la decisión del aborto estamos dejando de lado la opinión del hombre sobre ese bebé, y me parece que tiene que poder opinar porque es parte de la concepción. Por otro lado, veo que se están produciendo abusos en los sistemas de justicia, donde abundan denuncias falsas contra varones, sobre quienes se toman decisiones, y muchas veces también afectando a sus hijas e hijos, y no siquiera se los escucha o para lograr que algún operador del sistema los escuche, ya pasó demasiado tiempo y se vulneraron sus derechos. Estas situaciones me preocupan porque hay que tener perspectiva de género y respeto a los derechos humanos de todas las partes. Creo que aún hay que trabajar mucho, en acceso a justicia, en revalorización de los plenos derechos, aprender a trabajar con las víctimas y evitar la revictimización.
Por otro lado, creo que la Ley Micaela nos ayuda a desnaturalizar el machismo, aún nos falta llegar a muchas mujeres, a veces por fallas para que accedan a la justicia, otras veces porque no hay un buen trabajo interestatal o interjurisdiccional y por eso no brindamos soluciones rápidas y ágiles, lo que deja a esas mujeres sin las respuestas que necesitan. Tenemos varias iniciativas de justicia cercana, vamos a los hospitales, a las escuelas, a los barrios, pero la mayoría de las veces falta coordinación. Yo les hablo por la Defensa. Estamos muy solas y solos. ¿Quién cuida al que defiende? Nos topamos con problemas reales y nos sentimos solos dentro del sistema. Cuánto mejor sería si pudiéramos implementar la sororidad de las instituciones, redundaría en un mejor servicio de justicia.
Es una organización civil integrada por defensoras y defensores públicos oficiales y funcionarios que coadyuvan a la prestación de un servicio de apoyo al ejercicio de los derechos de sectores de la comunidad en condiciones de vulnerabilidad, que capacita a sus miembros para un mejor desempeño profesional e institucional y gravita en la comunidad, como factor de cohesión social.