Presentamos la Revista del Colegio de Magistrados de la Provincia de Santa Fe
Para recorrer la historia de la revista convocamos al presidente del Colegio, Gustavo Salvador, al vicepresidente, Roberto Dellamónica y a Claudia Rivarola, arquitecta, magister en Diseño de estrategias de comunicación, encargada del diseño.
La última edición refleja el trabajo en Pandemia. Versión web Versión lectura on-line
La revista nació hace 10 años y surgió como un punto de inflexión, nos cuenta el presidente del Colegio de Magistrados y Funcionarios de Santa Fe, Gustavo Salvador. La concreción anual de esta revista refleja, no sólo un encuentro entre quienes formamos parte del espacio judicial, sino también hacer visible a la sociedad la forma en que magistrados y funcionarios desarrollamos nuestras tareas. Promovemos que se visibilice una mejor justicia.
Cada vez que releo la revista en su edición especial 2020 de Justicia y Pandemia, nos da orgullo y nos remonta a momentos muy difíciles y que aún hoy seguimos padeciendo, comenta Roberto Dellamónica, vicepresidente del Colegio de Magistrados y Funcionarios de Santa Fe. Además, la revista se ha convertido en una herramienta de gran utilización por parte de la magistratura y la función judicial en nuestra provincia. Poniendo el foco en la pandemia no se han dejado a la deriva ninguna de las temáticas propias de la labor jurisdiccional.
El Proyecto descripto por Claudia Rivarola
La revista nació como una idea. Ariel Ariza, junto a un grupo de magistrados y magistradas, se propuso llevar adelante este sueño de muchos: hacer una Revista del Colegio de Magistrados de la Provincia de Santa Fe y me convocaban para diseñarla. Esta idea terminó superando todos los pronósticos y sorprendió con las voces que se fueron sumando y que le dieron forma a este proyecto para hacerlo realidad.
Este nuevo vínculo de comunicación, se presentaba como algo más importante que el antiguo Boletín (que hacía varios años que el Colegio de Magistrados no editaba), con la intención de darle una imagen más moderna y más actual: una revista. Ya había un tema, ya había una propuesta de escritos, ya estaba en marcha… “Una revista, cincuenta páginas” pensé, y esa primera edición del 2011 llegó a superar las trescientas. Y en las ediciones posteriores siguió creciendo. Pero no es solamente una cuestión de números y páginas, lo importante fue cuántas personas habían trabajado en toda su realización, cuántos autores habían participado, habían reflexionado para poner en palabras la problemática judicial. Y este abanico de opiniones no era solamente de los magistrados, la revista nació como un espacio para que todos los integrantes del Poder Judicial puedan expresarse y para que profesionales idóneos, políticos, académicos y colegas del ámbito internacional estén presentes.
Hay equipo
La realización de la revista es un trabajo editorial, de diseño gráfico editorial, que requiere una etapa previa para poder comenzar con la puesta en página y el diseño en sí y otra, posterior, consistente en la impresión de la Revista.
Para concretar este producto es necesario proponer un tema, discutirlo, reflexionar, horas de escritura, de corregir y organizar todo el material para que finalmente podamos “darle imagen”, diseñar e imprimir la revista. Todo el Equipo Editorial y las Comisiones que año a año han acompañado y se han comprometido con el proyecto y lograron consolidar un producto editorial pionero en nuestro país. En cada edición, los equipos de trabajo se fueron conformando con el aporte de profesionales más que idóneos, valiosos, que brindaron su saber y su experiencia en la elección y producción curatorial de cada tema específico y en su organización.
En el desarrollo de esta etapa previa al trabajo de diseño, ha sido necesario un contacto más cercano con Marcela de Luca y Viviana Cingolani que son el nexo imprescindible para la organización. Marcela como productora general, en la organización y comunicación con todos los integrantes del Equipo Editorial, en la reflexión conjunta de los temas y las ideas, en la planificación de los tiempos, la producción de los autores y el orden del material a editar, el control respetuoso de los trabajos corregidos, que sumado a la inagotable paciencia de María Laura Martínez, logramos tener a tiempo para la puesta en página de la Revista. Y Viviana, que en cada edición nos sorprende por la calidad y la creatividad con que desarrolla el registro fotográfico de los participantes. Como decía el gran fotógrafo Henry Cartier-Bresson: “hay que alinear la cabeza, la cámara y el corazón” y Viviana lo logra. Sus fotos captan la esencia, captan una sonrisa, una mirada, un gesto adusto. Capta una idea del tema y logra que las fotografías dialoguen con el texto. Sus fotos, no son sólo ilustrativas sino que forman parte de la comunicación y se convierten en un signo que identifica y particulariza nuestra Revista.
Puertas adentro, el equipo se completa con Amancay Rocha, también diseñadora. Juntas elaboramos un diseño de tapa que presente la idea sobre el tema del año, buscamos innovar con la elección de las tipografías, con la elección de los colores, con el diseño y la composición interna, las aperturas de cada nota, estudiamos la claridad del diseño de página, los ajustes de legibilidad para que la extensión de los escritos no cansen la vista del lector… en fin, mil y un detalles en todo el proceso de diseño sobre una pieza gráfica de alta exigencia editorial, hasta lograr que todas estas cuestiones no se noten, que el diseño sea eficiente y pase desapercibido, que “se vea la Revista”.
Una vez listos los archivos digitales pasan a la etapa de pre-impresión e impresión y, allí, supervisamos todas las fases de la producción “al pie de máquina” hasta que la Revista queda terminada. Un “gran” trabajo de diseño mal impreso queda deslucido y decepciona. Por esta razón, junto al Colegio, nos preocupamos para que cada año la calidad de la impresión de la revista crezca y de que el esfuerzo que representa se vea coronado por un producto editorial del mejor nivel, en los materiales, en su impresión y en el cumplimiento de los tiempos de entrega.
El valor del diseño gráfico
El diseño gráfico debe agregar valor. Agregar valor para que esa pieza gráfica final sea vehículo del mensaje, que establezca una comunicación clara y precisa, que esté atenta a los deseos y necesidades de quién escribe y quiere que algo se lea, que además tenga algún valor estético y cultural y así logre una contribución positiva a la calidad de vida. Dicho así, “calidad de vida” parece una meta alta, pero el diseño tiene la obligación de servir, de ser útil. Útil para dar sentido e interpretar al emisor. Útil para que la revista contribuya a poner en palabras los problemas que preocupan a los magistrados y también las ideas innovadoras con las que intentan darles solución día a día. Se trata de que la Revista sirva para que la justicia pueda reflexionar sobre sí misma y sobre su momento histórico y que pueda comunicar más y mejor.
Jorge Frascara, diseñador argentino, dice que el diseño es siempre muy importante en la eficiencia de la comunicación, pero lo es más cuando una pieza de diseño tiene “riqueza”, riqueza en lograr una solución inteligente, riqueza en lograr la belleza de las formas, riqueza en poder lograr ese golpe de imaginación que sorprenda. Se trata de que una pieza gráfica presente y materialice una idea comunicativa, que signifique algo, que vehiculice un saber, que comunique un estado de cosas: ni más ni menos que los temas que le importan a la Justicia, los temas que tanto influyen sobre la vida de las personas. La Justicia, esa institución fundamental que está presente en la vida de todos.
Eso buscamos: la riqueza en todas sus formas, porque la importancia del diseño no sólo es dar forma al contenido, no se trata sólo de un aspecto funcional de eficiencia comunicativa o un aspecto superficial de belleza. Se trata, sobre todo, de que a través de la Revista, a través de los valores gráficos positivos que constituyen al objeto-revista, se logre dotar a los magistrados y magistradas, a los integrantes del poder judicial y, en un sentido amplio, a la Justicia toda, de ésos mismos valores positivos que la gráfica, la organización y la calidad puedan otorgar.
Entonces desde el diseño habremos cumplido, nos habremos sumado al esfuerzo de muchos otros por aportar valor sin perder de vista lo fundamental. Habremos puesto nuestro grano de arena para fortalecer a la Justicia y a la Democracia, para seguir construyendo un país que nos incluya a todos.