Conversaciones con la presidenta de JUFEJUS María del Carmen Battaini sobre las mujeres en la justicia, la necesidad de interpretar la norma bajo una matriz diferente, la composición de las Cortes y Supremos Tribunales de las provincias, su mirada sobre los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la relación con los hombres, la justicia preventiva, la pacificación social, la perspectiva de género.
¿Cómo están actualmente las composiciones de las Cortes y Supremos Tribunales de las provincias al pensar en cantidad de hombres y mujeres?
Celebramos la presencia de mujeres en los más altos cargos de las Cortes, estamos hoy en un 29%, pero este dato, que, si bien celebramos, nos demuestra que no rompe el “techo de cristal” que padecemos las mujeres, pero lo está astillando, lo está empezando a golpear. De hecho, hay Superiores Tribunales donde en este momento hay más cantidad de mujeres que de hombres en su composición, por ejemplo, Santa Cruz son 5 integrantes, 3 mujeres. Te diría que hoy sólo Formosa y Corrientes no tiene mujeres en las cortes.
¿Qué características crees que tiene los sistemas judiciales que producen obstáculos para el avance de las mujeres?
Todo el sistema judicial, como todos los ámbitos de poder, fue extremadamente machista. El hombre dominaba cualquier espacio de decisión en el ámbito que sea. Costó mucho a la mujer integrarse en los poderes judiciales y cuando lo logra se incorpora en los cargos menores, primero como empleadas, luego como funcionarias. Después se fue ampliando y se llegó a juezas en todos los grados. Hoy realmente se nota la diferencia de la incidencia y de la posición femenina. El ser mujer no te garantiza el cuidado del género. Muchas veces las que impiden el crecimiento de las mujeres, son las propias mujeres. Pero esta situación se ha ido diluyendo gracias a la demostración constante de que las mujeres servimos, las mujeres somos idóneas, que las mujeres tenemos igual capacidad que los hombres para acceder a un cargo, que tenemos convicciones firmes. La vida misma nos pone en este desafío, y por eso no le tenemos miedo a ser fuertes, a ser independientes, a hacer lo que debemos hacer. Hoy, todavía, encontramos casos en que se nos subestima, muchas veces un poco en broma un poco en serio, somos aún objetos de ironía, lo percibimos y lo combatimos. Nosotras somos las que podemos estar lavando platos o llevando chicos al colegio y a su vez estar en nuestras tareas profesionales específicas y hacerlo con excelencia. Tenemos esa ductilidad de poder estar en muchos temas en un mismo momento. No es casual que se esté llegando a lugares de preponderancia y de poder en este siglo, porque es un proceso que nos ha costado mucho y gracias a acciones positivas estamos llegando a lugares que eran impensados. Falta todavía. Alentamos a las mujeres a seguir adelante.
¿Debería existir el cupo dentro del poder judicial?
El cupo es una acción positiva y a veces cuando hay resistencias es una herramienta válida. Pero a veces no nos hace sentir cómodas el cupo. Quiero que me nombren porque soy idónea, porque sirvo, porque estoy a la par de los otros, sin perjuicio de que considero que: a igualdad de idoneidad básica en una corte donde hay todos hombres, sin lugar a dudas incorporo una mujer porque eso sería una acción positiva, porque a su vez la mirada de la mujer cambia y enriquece el esquema de trabajo en equipo, es fundamental ese aporte femenino y no sólo en temas de familia, es muy importante en las problemáticas penales, patrimoniales, constitucionales, etc., es una mirada más abarcativa, no solamente académica. La ley exige y hay que cumplirla, pero también hay que interpretarla y acá entra en juego necesariamente la perspectiva de género, y que no tiene que ser necesariamente de género una mujer, puede ser cualquier otra persona de cualquiera de los colectivos que por suerte hoy tienen visibilidad. La perspectiva de género tiene que estar latente en todo lo que es interpretación de leyes específicas ante un caso puntual. Por ejemplo, legítimo derecho de defensa ante una vulnerabilidad hay que evaluarlo como tal, con perspectiva de género. Hay que contemplar todo el entorno, toda la vida de la persona vulnerada, tiene que ser una evaluación con un marco más amplio y más sensible. Se necesita interpretar la norma bajo una matriz diferente.
¿Cómo ves la Corte Suprema de Justicia de la Nación hoy con 4 hombres y qué pasa en relación a las cortes provinciales?
Creo que las Cortes provinciales están mucho más avanzadas por ejemplo en acceso a justicia. Carmen Argibay y Elena Highton trabajaron muchísimo en la Corte para incorporar la Oficina de Violencia de Género, la Oficina de la Mujer, la Comisión de acceso a Justicia, y cuando vamos a esta comisión somos las provincias las que más aportamos y las que incorporamos las mayores novedades. Lo hacemos porque también es el reclamo de la gente. Conformamos esquemas propios para cada provincia, para dar respuestas adecuadas y no homogéneas adaptándonos a las diversas particularidades y problemáticas. Desde JUFEJUS tenemos distintas líneas de trabajo para el acceso a justicia que van desde restauración penal juvenil, mediación, esquemas de espacios interdisciplinarios, atención a la ciudadanía. Ahora estamos creando una Oficina de Bienestar Laboral porque después de esta pandemia han surgido nuevas realidades, nuevos temores, nuevos conflictos, que ese espacio multidisciplinario, con psicólogas expertas en el tema, trata de buscar acciones positivas para resolverlas.
Con respecto a la composición en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, María del Carmen Battaini ríe y dice que su sueño es ver a cinco mujeres.
¿Notás un cambio en la mirada de los hombres? Sabemos que predominaba un pensamiento patriarcal y heteronormativo.
Veo que hay hombres que genuinamente apuestan y trabajan convencidos en que este es el camino para lograr mejores servicios de justicia y mejores sociedades. Hay otros que lo disimulan bastante bien. A veces sirve el que calla otorga. Sirve incluso para el que aún no logró hacer cambios profundos en su pensamiento, porque le es útil para su reflexión personal. En muchos tribunales pasa que, al aplicar la perspectiva de género, al inicio quedas sola, pero luego cuando evalúan la necesidad, el valor justicia y el género, las capacitaciones en Ley Micaela, el que nunca dejemos de capacitarnos, el ser moderados porque el extremismo no ayuda a la hora de resolver situaciones, al contrario, aleja, se empiezan a sumar los varones.
Decíamos que la presencia de mujeres por sí sola no cambia las realidades, pero ¿Crees que ayuda? ¿Qué deberíamos pedirles a esas mujeres?
Después de 50 años de trabajo dentro de la justicia puedo decirte que siempre me sentí a la par que los hombres, jamás me sentí menos. Es un ejercicio que te empodera muchísimo, no es fácil, tenés que construirte una campana para que todos esos comentarios que se vierten, por la espalda, nunca de frente, no te afecten porque tenés la conciencia tranquila de que lo que estás haciendo está bien, es tu convicción y tenés que seguir adelante. En ese fortalecimiento se van sumando mujeres. Nosotras tenemos experiencia en el diálogo, la empatía y sabemos construir consensos, fundamentales para modificar realidades injustas.
Los casos de violencia se multiplican y seguimos lamentando la pérdida de vidas de mujeres e identidades femeninas. ¿Cómo se puede pensar en una Justicia Preventiva?
Estamos haciendo mucho en materia preventiva. Un ejemplo de ellos son las distintas herramientas que se implementan para el acceso a justicia, los cursos de capacitación, la sensibilización, el acercarse al otro, todos los espacios interdisciplinarios que estamos creando. Pero debemos saber que la Justicia no está dentro de los hogares. Pongamos un ejemplo: El poder judicial dicta una prohibición de acercamiento, el ejecutivo coloca una custodia policial porque la mayoría de las justicias no tenemos policía judicial, la custodia falla y el agresor mata a la mujer. ¿Cómo solucionamos eso? Necesitamos responsabilidad, compromiso y sensibilización social. Incluso creo que así sería insuficiente. ¿A dónde tenemos que apuntar? A niñas y niños, al jardín, a las escuelas, a la educación. Erradicar la violencia brindando una educación y una mirada diferentes.
En tus reflexiones y en tus sueños para el futuro, qué te surge como proyecto o ambición para que tengamos una justicia con perspectiva de género y una sociedad más justa y digna.
Cinco mujeres en la Corte Suprema de Justicia Argentina es una idea interesante en mis sueños. Ya lo decía la jueza norteamericana Ruth Bader Ginsburg cuando le preguntaban cuántas mujeres debía tener la Corte en Estados Unidos y ella decía nueve, y al ver el impacto que causaban sus palabras explicaba: “ha habido nueve hombres y nunca nadie lo ha cuestionado». Pero más allá de esto, yo creo que el equilibrio. Siempre se habla de grietas, de fracturas, de peleas, yo sueño con que pueda existir una pacificación. Realmente dedico mi vida eso: Pacificación real con equilibrio, a donde todas y todos seamos parte, con inclusión total, donde no haya diferencias. Ese para mi sería el ideal.