Conocimos a la autora de esta investigación, que en realidad es su tesis del doctorado de Antropología de la Universidad de Buenos Aires publicada por Editorial Teseo, que en realidad es su tesis del doctorado de Antropología de la Universidad de Buenos Aires publicada por Editorial Teseo, hace algunos años en la ciudad de Rosario, en el marco de una entrevista que le hicimos en radio, preocupadas y ocupadas en intentar entender la violencia narco y la participación de los jóvenes en el delito en la ciudad cuna de nuestra bandera nacional. La profundidad de su trabajo, la descripción minuciosa, las historias de vidas recogidas a los largo de sus visitas al barrio «territorio narco» -entre los años 2014 y 2016, Eugenia iba hasta tres veces por semana a hacer entrevistas, construir vínculos, observar y escuchar- nos motivó a convocarla en este Diálogos sobre Seguridad.
Eugenia Cozzi es doctora en Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), e investigadora del CONICET y del Programa de Antropología Política y Jurídica (UBA). Es docente e investigadora del Departamento de Derecho Penal y Criminología de la Universidad Nacional de Rosario, y profesora de grado y posgrado en diversas universidades. Investiga sobre la participación de jóvenes de sectores populares en el mercado de drogas ilegalizadas y en situaciones de violencia(s), así como sobre prácticas y desempeños de burocracias penales, en especial, policías y fuerzas de seguridad.
El libro que compartimos analiza las transformaciones sucedidas en lo que los propios actores llaman el ambiente del delito, desde mediados de los años noventa hasta la primera década de los años dos mil, y junto a ello revisa la historia reciente de ciertos mercados ilegales –en particular el de drogas ilegalizadas– en la ciudad de Rosario. Para llevarlo a cabo, produce historias de jóvenes pertenecientes a tres generaciones en un barrio popular rosarino. Historias de quienes fueron jóvenes durante la década del noventa y la del dos mil –y remiten en sus relatos a las formas en que experimentaron su condición juvenil– y de quienes eran jóvenes en el momento de la investigación (2008-2016). En la reconstrucción de esas historias se presta especial atención a sus experiencias ligadas con muertes, con la participación en robos y en el mercado local de cocaína y marihuana. Al mismo tiempo, con la intención de reconstruir una de las múltiples dimensiones que condicionan la configuración de ese espacio social y moldean las experiencias de las personas que participan en él, indaga sobre prácticas y valoraciones de policías, gendarmes y periodistas de policiales.
LIBRO COMPLETO (leer on line o descargar el libro de la EDITORIAL TESEO )
A través de los testimonios, los expedientes judiciales, las noticias periodísticas y otras fuentes secundarias, se reconocen tres grandes transformaciones. La primera es la modificación del mercado de drogas ilegalizadas que para mediados de los 90 era una actividad residual dentro del mundo del delito popular pero luego se empieza a expandir. “Eso generó transformaciones al interior de este espacio social impactando en las jerarquías y en las formas de construir prestigio, poder y autoridad entre ladrones y narcos.”
La segunda transformación está ligada a los usos de la violencia letal. Lo que aparece es una idea de cierta desregulación de la violencia a medida que avanzan las generaciones. “Pero en realidad, más allá de algunos hechos resonantes, sigue siendo una violencia regulada porque se establecen criterios acerca de contra quién es legítimo el despliegue de violencia, en qué contextos, por qué motivos”, dice Cozzi y ejemplifica: “En Rosario se siguen concentrando los homicidios en jóvenes varones de sectores populares”.
La tercera gran transformación se refiere a las formas de vincularse con la policía. Aquí los propios actores del mundo del delito popular hacen una distinción: antes “se arreglaba” y ahora “se trabaja” con la policía. “Ciertas organizaciones ligadas al mercado de drogas ilegalizadas comenzaron a vincularse de una manera novedosa con este actor estatal y eso les permitió ostentar mayor poder, aunque frágil porque depende de que esos acuerdos se mantengan”.
La investigadora explica que “arreglar” está referido al tradicional acuerdo para evitar ser detenido o mejorar la situación procesal en el momento de la detención, en cambio “trabajar” con la policía es ser parte de la organización, distribuyendo riesgos y ganancias donde la legalidad se vuelve una mercancía a ser intercambiada. Por ejemplo, la policía puede de manera monopólica negociar la no persecución penal de determinados grupos. Esta es una transformación de la segunda y la tercera generación que también ocurre en otras ciudades de América Latina.