Un aporte de María Fernanda Abraham desde la Asociación de Magistrados y Funcionarios de Chaco.
En el Día Internacional de la Mujer, es preciso reivindicar la lucha de cientos de mujeres que, incansables, lograron transformar el mundo en búsqueda del reconocimiento de sus derechos, para alcanzar una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencia. ¿Cuánto tiempo nos llevó evidenciar las desigualdades entre hombres y mujeres?, ¿Cuántas vidas nos costó la discriminación y la violencia? y a pesar de todo, las mujeres aún seguimos sufriendo la vulneración de nuestros derechos humanos.
Sabemos que la lucha contra la desigualdad y la discriminación de las mujeres es constante, progresiva, y por sobre todas las cosas una construcción colectiva. Las mujeres decidimos dejar de callar, de ceder y de lidiar; pedimos y exigimos el reconocimiento de nuestros derechos, y sabemos que no estamos solas, que juntas somos fuertes y que nuestra sociedad está cambiando y condenando ciertos comportamientos discriminatorios que antes eran naturalizados. Pero estos logros que hoy reivindico, se encuentran constantemente en peligro, y esto genera nuevos desafíos.
La realidad nos indica, que hay una batalla que todavía no cesa, y debe mantenerse constantemente en la agenda de actividades de nuestras instituciones: la violencia contra las mujeres, esto nos exige estar de pie, alerta, informadas, munidas de elementos que nos permitan generar lazos de sororidad para fortalecer a las tantas mujeres que son víctimas de violencia. No puedo centrarme en otro lugar en este mes de la mujer, tenemos un deseo mayoritario: EL FIN DE LA VIOLENCIA.
Las muertes por hechos de violencia contra las mujeres le ganaron a los días del año a mediados de enero de 2021. Reforzamos nuestros escudos en pandemia, intentando escuchar gritos silenciados por el aislamiento, pero sentimos que no es suficiente, y acá estamos una vez más hablando de violencia contra las mujeres, todos los días, a toda hora. Este presente que hoy se plantea, nos exige un cambio profundo, no solo en las normas de fondo sino también en la práctica judicial.
Estoy convencida de que los cambios comienzan en nosotros mismos, y que para seguir avanzando es necesario darle continuidad a este proceso de transformación que se viene gestando en el mundo entero, pero también es fundamental advertir el rol de las instituciones como garantes del cumplimiento de nuestros derechos, esto exige el desarrollo de actividades tendientes a reconocer vulnerabilidades, generar empatía y visibilizar las problemáticas que surgen en torno a la desigualdad de género, provocando sometimiento, opresión, abuso y violencia.
Es necesario y urgente, cuando hablamos de nuestros derechos, profundizar en la alarmante situación que estamos viviendo en materia de violencia contra las mujeres en nuestro país, y ratificar nuestro compromiso de trabajar para mejorar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia de género. Sabemos que UN FEMICIDIO, NO ES UNA MUERTE MAS.
En este contexto, desde nuestra institución, logramos generar espacios de escucha activa, a través de jornadas, conversatorios y charlas, que permitieron el intercambio de experiencias y la identificación de obstáculos que aún enfrentan la mujer, por el hecho de ser mujer, para trabajar juntos, en la búsqueda de soluciones sistemáticas que brinden un mejor servicio de justicia. Atendiendo además, las especiales circunstancias en las que puede encontrarse una mujer víctima de violencia, que aumentan su vulnerabilidad, como es el caso del aislamiento a causa de la pandemia mundial, el analfabetismo, la falta de vivienda propia, el desempleo, etc.
Uno de los mayores obstáculos con los que nos encontramos frente a la garantía del acceso a la justicia, principalmente en los casos de violencia, son el desconocimiento y la falta de información idónea, para esto fue fundamental la confección de campañas publicitarias sobre violencia de género, a través de las cuales logramos difundir los medios de asistencia y protección con que cuentan las víctimas de violencia. Sumamos también espacios radiales, a través de los cuales pudimos conocer y difundir el funcionamiento de los Juzgados de Paz y Faltas en materia de violencia de género en las localidades del interior, siendo de suma importancia resaltar, la facultad de los Jueces de Paz y Faltas para recibir denuncias y dictar medidas proteccionales frente a delitos de género, como garantía del acceso a la justicia brindando respuestas inmediatas a las víctimas de violencia.
Hoy, la AMFJCH, cuenta con un Instituto de Género, que, en coordinación con el resto de los Institutos de nuestra entidad, con el Superior Tribunal de Justicia y otras entidades, trabaja incansablemente en la capacitación y formación de sus asociados en materia de género, facilitando la incorporación de herramientas que permitan brindar un inmediato acceso a la justicia en casos de violencia de género, proporcionando permanente capacitación en la materia.
Durante éste tiempo desde el Instituto, se ha colaborado activamente con legisladores y legisladoras chaqueños/as en el impulso, formación y tratamiento de proyectos de leyes que buscan reforzar la participación y protección de víctimas de violencia de género y sus familiares, intercambiando opiniones y propuestas (Ley de Violencia Obstétrica, Ley N°3194 N, que introduce nuevas figuras de querellante particular en el Código Procesal Penal, Proyecto de Ley sobre Observatorio de Género, etc), fomentando el diálogo y la capacitación activa. Tuvimos además la oportunidad de acompañar en la capacitación de equipos periodísticos de medios oficiales de prensa de la provincia, organizado por el área de Edición de Género y Diversidades de Chaco TV.
Sumar nuestra voz a las voces de miles de mujeres que luchan por la igualdad de género es el camino, queremos ser una voz en alto en contra de la violencia y a favor de la IGUALDAD. Es necesario y urgente visibilizar la desigualdad de género y las necesidades de miles de mujeres silenciadas por su propia vulnerabilidad. Queremos ser verdaderos protagonistas de este cambio histórico que estamos viviendo.
El proceso puede ser muchas veces lento, pero es necesario el compromiso y la responsabilidad de nuestras instituciones para poder avanzar, y en eso estamos, trabajando conjuntamente, generando actividades necesarias para alcanzar la igualdad, la paz, la justicia y la NO VIOLENCIA, que todas soñamos.
Que el mes de marzo sea un mes para reivindicar la valentía de esas mujeres que lucharon y luchan por una sociedad más justa e igualitaria, libre de violencia y discriminación. Y ratifiquemos una vez más, el compromiso institucional en la búsqueda de la igualdad en acceso a derechos, la paz y la justicia, los invitamos a sumarse a este desafío. Sabemos que éste es el camino, y que es colectivo. ES CON TODOS Y TODAS, o no será.