Etiquetado frontal y perfiles nutricionales

Posición de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN). El Etiquetado Frontal de Alimentos (EFA o FOP, por sus siglas en Ingles) y los Sistemas de Perfiles Nutricionales (SPN) son temas estudiados por nosotras en nuestra práctica profesional en Argentina como así también en distintos países de Iberoamérica, con los que el Secretariado Ejecutivo […]

24.12.20

Etiquetado frontal y perfiles nutricionales

Posición de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN).

El Etiquetado Frontal de Alimentos (EFA o FOP, por sus siglas en Ingles) y los Sistemas de Perfiles Nutricionales (SPN) son temas estudiados por nosotras en nuestra práctica profesional en Argentina como así también en distintos países de Iberoamérica, con los que el Secretariado Ejecutivo de FAGRAN mantiene permanente contacto -a través de sus representantes- en las reuniones profesionales en las que participamos, ya que FAGRAN forma parte de Entidades Internacionales tales como CONUMER (Comité de Nutricionistas del Mercosur), CONFELANyD (Confederación Latinoamericana y del Caribe de Nutricionistas y Dietistas) y AIBAN (Alianza Iberoamericana de Nutricionistas).

En nuestro país, al igual que sucede en otros de Iberoamérica, se evidencia una epidemia de sobrepeso y obesidad cuya magnitud ha sido documentada por todas las encuestas nacionales y otros relevamientos representativos realizados hasta el momento (ENNyS 2005; EMSE 2007-2012; ENFR 2005, 2009, 2013; PROSANE, etc). Este fenómeno se encuentra relacionado con el sistema de producción, distribución, comercialización y consumo de alimentos, lo que ha sido descripto ampliamente en diversas publicaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), entre otros.

Para contrarrestar la creciente epidemia de obesidad y de las enfermedades crónicas asociadas, la OMS ha recomendado (dentro de los principales ejes de acciones poblacionales a implementar) la incorporación en los alimentos envasados de mensajes que orienten a la población sobre el riesgo del consumo excesivo de nutrientes críticos (como por ejemplo azúcares, grasas, sodio). Por este motivo, y siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales, es nuestra posición recomendar la incorporación de un etiquetado frontal de alimentos como una herramienta útil dentro de las políticas de salud pública, a fin de facilitar el acceso e interpretación de la información nutricional contenida en los envases de los alimentos. Consideramos que el sobrepeso y la obesidad (en virtud al estado del arte sobre su multicausalidad) no se circunscriben o limitan a decisiones individuales, sino que tienen relación con los entornos, como así también con el acceso y la inequidad. En este sentido, y citando a UNICEF (2016), contar con consumidores más formados e informados (tanto adultos como niños, niñas y adolescentes) es un paso indispensable para que cambien sus hábitos y puedan tomar decisiones responsables a la hora de escoger un producto.

El etiquetado que existe actualmente en nuestro país no resulta de fácil interpretación para una amplia parte de la población, por lo que es una buena iniciativa del Estado promover un sistema de etiquetado frontal que contribuya a que los consumidores puedan tomar decisiones informadas, como una forma de garantizar tanto el Derecho a la información como el Derecho a la alimentación adecuada (reconocidos por nuestra Constitución Nacional en su art 75, inc 22). En función a la evidencia disponible a partir de la implementación de diferentes sistemas de FOP (tanto en forma obligatoria como voluntaria) en distintos países de la región y del mundo; y de los estudios que analizan su interpretación (facilidad/dificultad según distintas variables como nivel educativo, edad, etc) nuestra posición es alentar y promover la implementación el modelo de etiquetado frontal de advertencia, similar al chileno.

Teniendo en cuenta que el etiquetado es un tema de discusión en el marco del MERCOSUR, este sistema podría implementarse a partir de un acuerdo con el resto de los países. De no haber acuerdo, existen otros dos mecanismos posibles con los cuales Argentina (a partir de la soberanía que la asiste) puede modificar en más su etiquetado:
1.- Resolución conjunta del Ministerio de Salud y del Ministerio de Agroindustria;
2.- Ley del Congreso Nacional.
Ambos procedimientos permiten que nuestro país modifique el etiquetado vigente; agregando más información como ya hicieran Brasil y se dispone a hacer Uruguay.

En cuanto al sistema de perfil de nutrientes, es nuestra posición utilizar el modelo de perfil de nutrientes propuesto por OPS (realizando, de ser necesario, ajustes locales como ha planteado Uruguay y considerando la posibilidad de una eventual “gradualidad” en los puntos de cortes a la hora de implementarlo). La adopción de un modelo de advertencia de FOP (similar al chileno) y del perfil de nutrientes sugerido por la OPS es consistente con las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), que tiene dos mensajes orientados a limitar el consumo de azúcar, grasas y sodio. Además, tanto en su documento técnico como en su Manual de Aplicación se menciona la clasificación de alimentos naturales o mínimamente procesados, procesados y ultraprocesados (Monteiro, 2013).

La experiencia de implementación de un etiquetado frontal de advertencia, como es el caso chileno, ha mostrado que muchas empresas han reformulado sus productos (que eran altos en kcal, grasa, sodio y azúcares) de forma tal que ha mejorado la oferta de alimentos del mercado. Es esperable que, a partir la implementación en nuestro país de un sistema FOP de advertencia, las empresas productoras de alimentos adecúen su producción en los plazos que se definan (que podrían plantearse en un período de 2 años a 4 años), a fin de evitar que sus productos tengan que incorporar los sellos de advertencia.

Entendemos que el espíritu del modelo de perfil de nutrientes de OPS es señalar como “saludables” a (y remarcar la importancia de) frutas, hortalizas, vegetales, legumbres, harinas integrales, lácteos sin agregados excesivos de azúcar ni sal, carnes sin agregados de sodio, pan y semillas. La base de la alimentación, tal como señalan nuestras GAPA, deberían ser estos alimentos y que el resto de los productos (ricos en grasas, azúcares y sodio) sean de consumo opcional.

Si bien recomendamos un sistema de advertencia, apoyamos la realización de estudios comparativos locales que analicen distintos sistemas FOP y, particularmente, de advertencia vs de resumen, sobre todo teniendo en cuenta que hasta el momento no se han comparado los sistemas de advertencia versus un sistema de resumen como el francés (de reciente implementación, en forma voluntaria). Es fundamental que dichos estudios se realicen en poblaciones que cuenten con un nivel educativo formal primario o secundario completo (en función a los resultados del último censo).

Por otro lado, existen estudios que dan cuenta que la medición de la calidad global y el etiquetado de resumen basados en sistemas de calificación de colores (por ejemplo NutriScore, 5 Colores, etc; como los implementados en Francia, Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia) pueden confundir a los consumidores, y en algunos casos resultan más útiles para identificar alimentos saludables pero no permiten discriminar o identificar rápidamente alimentos poco saludables.

Asimismo, algunos estudios los describen como adecuados a poblaciones con niveles educativos superiores al promedio de Argentina, por lo que no resultarían elegibles para nuestra población, excepto a los ojos de un grupo de empresas de la industria alimentaria que se resisten a cualquier iniciativa del Estado para regular la información que llega a los consumidores a través de las etiquetas de los alimentos envasados.

Es fundamental que una política pública como la de etiquetado frontal se acompañe de otras que promuevan entornos saludables y que se desarrollen con fuerza estrategias de comunicación y educación alimentaria nutricional especialmente orientadas a la elección de alimentos. Asimismo, es recomendable que, una vez adoptado un FOP de advertencia, se mida su impacto en las elecciones alimentarias, la formulación de alimentos, la oferta del mercado y su caracterización como así también el impacto a largo plazo en la calidad de dieta.

Consideramos que la adopción de un sistema FOP de advertencia y el SPN de OPS debe basarse principalmente en post de revertir las consecuencias de la actual epidemia de sobrepeso y obesidad en nuestro país, especialmente en niños, niñas y adolescentes por la merma en la calidad de vida y por la cantidad de años de vida potencialmente perdidos.