Mapa Nacional de Circuito de las Denuncias de Violencia de Género

La violencia contra las mujeres y diversidades es un fenómeno que no encuentra respuesta suficiente, ni en la prevención ni en la punición. Existe un porcentaje de los femicidios, que va desde el 15 al 30%, según las fuentes, cuyas víctimas ya habían denunciado al agresor. Ese porcentaje es el que nos interpela a los poderes judiciales: son personas, vidas reales, cuyo destino debería haber sido otro.

Desde FAM entendemos que para abordar esta situación sin convertir la complejidad en simplificación tenemos que construir un mapa en el pongamos datos, procesos, recursos y circuitos: de todo el país y de todos los órganos, fueros e instituciones involucradas.

Queremos registrar cómo se realiza el ingreso de las denuncias; qué órganos intervienen en cada instancia y de qué recursos y medidas disponen; conocer la estructura, saber cuáles son los circuitos de coordinación cuando avanza el trámite en cada una de las provincias.

Necesitamos revisar qué sucede cuando una mujer está siendo víctima de violencia y lo denuncia. Conocer qué responsabilidades tienen los poderes judiciales en el trámite de las causas de violencia de género. También preguntarnos por qué cuando se hace público un caso conmocionante se percibe que lo único que fracasó es el sistema judicial. No solamente queremos asumir nuestras responsabilidades indelegables, necesitamos mejorar la respuesta estatal a esa violencia, trabajando hacia adentro y hacia afuera del sistema de justicia.

Es un proyecto ambicioso y necesario. Para realizarlo estamos utilizando toda la estructura institucional de la Federación, empezando por la Red Federal de Comunicación de FAM (integrada por las 24 jurisdicciones) y las estructuras disponibles en los Colegios y Asociaciones, con sus presidentes a la cabeza. A eso se sumarán los aportes de otros actores relevantes del sistema, desde la JUFEJUS hasta la Justicia Nacional, en esta primera etapa.

No estamos tomando una foto, estamos creando una matriz para seguir, con datos y de manera pública, la evolución de la política de erradicación de la violencia por razones de género. Por eso es un mapa actualizable, que requiere de la incorporación de otras variables e indicadores (estamos trabajando para relevar las interacciones con los otros poderes y con la sociedad civil y para incluir estadísticas, por ejemplo).

La FAM, y cada una de las organizaciones y personas que la integramos, nos proponemos desafiar las restricciones y poner en crisis el actual estado de las cosas, porque es nuestra responsabilidad y porque es, también, nuestro dolor.